En la semana en el programa de Viviana Canosa se realizó una entrevista con Di Marco, hablaron sobre la salud y vida privada de Florencia Kirchner.
Las periodistas hablaron de un «abuso» sobre la nieta de Cristina y de la supuesta enfermedad de Florencia Kirchner. El Gobierno analiza retirar la publicidad oficial al canal.
Yo como periodista me pregunto cual es el límite de nosotros los periodistas, ¿podemos inmiscuirnos en la vida privada, y con cuestiones tan sensibles?, ¿Cuál es la finalidad en divulgar estos temas?. Enriquecen estas divulgaciones, que parecen más chisme de barrios bajos, que trabajos periodísticas.
Di Marco fue al programa para hablar sobre la vicepresidenta y su hija, Florencia Kirchner. «Me da mucha pena Florencia. Tiene una anorexia nerviosa galopante. Y quienes estudian la enfermedad de la anorexia dicen que eso es por falta de madre», aseguró Di Marco.
Canosa aportó lo suyo sobre Florencia: «Aparte abusaron de su hija siendo menor», lanzó mientras en la pantalla mostraban fotos de las redes sociales de la hija de la vicepresidenta.
Luego las conductoras, entendieron que Cristina «está rota». «Su hija tuvo varios intentos de suicidio», agregó Di Marco.
El vicepresidente del Enacom, Gustavo López, explicó a La Politíca On line que la Libertad de Expresión tiene dos momentos. Un momento previo donde nadie puede impedir a nadie decir lo que quiera. Y un segundo momento en el que tanto leyes nacionales como tratados internacionales de Derechos Humanos hablan de las responsabilidades ulteriores. «Pódés decir lo que quieras pero después te tenés que hacer cargo de lo que dijiste», dijo.
La Cámpora repudió el tema tratado por medio de twitter: «Esto fue una barbaridad. No se respetaron las normas consagradas en la ley. No hubo intención de tratar un tema político, sino producir un daño sobre la ex presidenta y su hija».
Todo tiene un límite, hay una esfera que es privada, y esta consagrada en la Constitución de la Nación, «el derecho a la intimidad «y que cuando este se vulnera, encuentra penado en el código penal de la República Argentina.